domingo, 20 de abril de 2008

Relato: La sombra del ángel



Este relato lo he escrito con la ayuda de otros blogueros, gracias a "Desplazados al paraiso","Tormenta"y "Mi mundo", dejando cada uno un trocito.

Relato: La sombra del ángel

Sentada en la mesa de una cafetería junto a la ventana contemplando la lluvia, esperaba Naira Ortiz a que llegara su cita, era la primera vez que quedaba con un desconocido en plan "cita a ciegas" y el día elegido no era el más adecuado. Sobre la mesa dejó su móvil por lo que pudiera ocurrir y se pidió un Martini, distrayéndose mirando por la ventana, contemplando a la gente corriendo con prisa de un lado a otro, la mayoría con la intención de resguardarse de la intensa lluvia que caía sobre la ciudad. Naira estaba algo nerviosa, porque se enfrentaba a algo desconocido hasta ahora para ella y eso le producía inseguridad, aunque esa inseguridad siempre le había perseguido, ella había intentado seguir siempre las señales que el destino le había puesto en el camino, pero no podía evitar mirar hacía atrás pensando si había hecho lo correcto. De pronto un sobresalto la estremeció, estaba tan absorbida en sus pensamientos, que el móvil al sonar le hizo dar un salto y con la mano temblorosa contestó:-- sí.

Le había pedido a una amiga que la llamase treinta minutos después de la hora convenida, pero su amiga se habia adelantado, por la intriga y curiosidad. Era su pequeño salvavidas, un telefonazo y podría salir sin problemas de cualquier entuerto en el que se metiese. Sabía poco de la persona que iba a conocer y aún dudaba de si quería estar allí o no. Ortiz era terriblemente tímida y ya le asaltaban los miedos por lo que se pudiera encontrar. Una camarera ecuatoriana pasó por su lado y le dejó en la mesa un pequeño sobre ocre donde ponía:

"para la chica que espera,Ángel"

--Me dieron esto para usted, señorita.--dijo con indiferencia.

--Gracias.--le contestó Naira.

Lo tomó entre sus manos y echó un rápido vistazo a su alrededor antes de darle la vuelta y abrirlo. Le temblaban tanto las manos que apenas podía abrir el sobre, comenzó a leer la carta con ansiedad, buscando una palabra en concreto y ahí estaba, apenas podía creérselo, la carta con letra escrita a mano y aunque ella era tan sólo una niña cuando perdió a su madre, conocía bien su letra de tanto leer sus cartas, buscando indicios de un mayor apego. No era posible lo que tenía ante sus ojos, el pulso comenzaba a acelerarse cada vez más y las manos le temblaban al compás, como siguiendo el ritmo del nerviosismo mezcla de incredulidad. No lo podía creer, pero en cambio Naira estaba casi segura, la letra de aquella carta era la misma que la de su madre Marí Ángel. Suspiró y comenzó a leer la escueta nota:

<<" Querida Naira, apresúrate y ve ahora mismo al portal de enfrente junto a la tienda de jabones, no te demores. Ángel".>>.

Sin mediar palabra Naira cogió su paraguas y el móvil y dirigiéndose para la barra pagó el Martini y cruzó la calle muy pensativa buscando con la mirada el portal, como quien espera una explicación ante tanta inquietud.

De repente, se escuchó un gran estruendo en toda la manzana, (apenas Naira colocó un pie en el portal), se giró hacia el bar de la esquina donde justo un instante antes había estado esperando sentada a su cita y no se lo podía creer, un Peugeöt 206 de locor gris plateado, se había empotrado dentro de la cafetería destrozando la parte de la fachada exterior, coándose dentro hasta la mesa donde ella había estado sentada. El corazón se le iba a salir del pecho, en una aceleración ascendente de hasta por lo menos 230 latidos por minutos por el yugo de la causalidad.

Naira no se lo podía creer, había salvado la vida milagrósamente gracias a la nota misteriosa de la que estaba segura era su ángel de la guarda, o la ayuda de su madre que siempre había sentido cercana. En la puerta de la cafetería entre tanto barullo reconoció a Luis el chico de su cita a ciegas, que estaba prácticamente igual que en la fotografia compartida por el messenger. Naira gritó su nombre y cuando Luis se acercó, sin dudarlo lo rodeó entre sus brazos y lo abrazó, estaba muy nerviosa por todo lo ocurrido y necesitaba un abrazo y además Luis era rubio, alto y muy atractivo. Naira compartió su experiencia con Luis y fueron a dar un paseo romántico bajo la lluvia, como si el tiempo fuese su aliado esa misma tarde, lo cierto es que lo pasaron bien y eso que Naira no creía en las citas a ciegas, pero nunca pudo dar una explicación certera de la carta del ángel que guardaba con cariño y esperando algún día poder revelar el misterio.

- Fin -

7 comentarios:

Pilar_Cordoba dijo...

Se pidió un martini, seguía mirando por la ventana y veia a la gente corriendo con prisa de un lado a otro, la mayoria con la intención de resguardarse de la intensa lluvia que caía sobre la ciudad.
Estaba algo nerviosa, se enfrentaba a algo desconocido y eso le producía inseguridad...

Tormenta. dijo...

Venga,no soy muy buena, pero se intentará:


Aunque esa inseguridad, siempre le había perseguido..
Ella había intentado seguir siempre las señales que el destino le había puesto en el camino..pero no podía evitar mirar hacía atrás pensando si había hecho lo correcto..
Un sobresalto,estaba tan absorvida en sus pensamientos..que el móvil al sonar le hice dar un salto..con la mano temblorosa.. contestó:
¿Sí?..

-Nando- dijo...

Le había pedido a una amiga que la llamase treina minutos después de la hora convenida. Era su pequeño salvavidas. Un telefonazo y podría salir sin problemas de cualquier entuerto en el que se metiese.

Sabía poco de la persona que iba a conocer y aún dudaba de si quería estar allí o no. Era terriblemente tímida y ya le asaltaban los miedos por lo que se pudiera encontrar.

Una camarera ecuatoriana pasó por su lado y le dejó en la mesa un pequeño sobre ocre donde ponía:

"Para la chica que espera.
Ángel."

- Me dieron esto para usted, señorita.-dijo con indiferencia.
-Gracias.- le contestó.

Lo tomó entre sus manos y echó un rápido vistazo a su alrededo antes de darle la vuelta y abrirlo.

Tormenta. dijo...

Le temblaban tanto las manos que apenas podía abrir el sobre..
Comenzó a leer la carta con ansiedad, buscando una palabra en concreto.. y ahí estaba, apenas podía creerselo..

Anónimo dijo...

...la carta estaba escrita a mano y aunque ella era tan sólo una niña cuando perdió a su madre, conocía bien su letra de tanto leer sus cartas, buscando indicios de un mayor apego. No era posible lo que tenía ante sus ojos, el pulso comenzó a acelerarse cada vez más y las manos le temblaban al compás, como siguiendo el ritmo del nerviosismo mezcla de incredulidad. No lo podía creer, pero en cambio Naira estaba casi segura, la letra de aquella carta era la misma que la de su madre...

Anónimo dijo...

Parece que llegué tarde, que rabia !!!

Hasta hoy no vi el correo y cuando entro para dejar mi aportacion veo que ya esta el relato terminado :-(

A ver si para el próximo llego con tiempo, por cierto, me ha gustado mucho !!!! :-)

Veo que nos sigues ofreciendo lo mejor de ti Carlos, gracias por compartirlo con todos nosotros !!!

Cuidate y besos !!!

Tormenta. dijo...

Oye que ilusión quedó genial eh!

besos majo!.