lunes, 19 de septiembre de 2011

Amor inmortal


Tras la muerte de Beethoven, en 1827, se encontraron entre sus papeles tres cartas de amor escritas un mismo día (por la mañana, tarde y noche), a una mujer de la que no se indicaba su nombre, y a la que el compositor se dirigía como “Mi amada inmortal”: la primera comenzaba con las palabras “Mi ángel, mi todo, mi yo: sólo unas pocas palabras escritas a lápiz…” Parece que nunca fue enviada, aunque también podría tratarse de una copia.

Me acuerdo siempre de estas palabras escritas, porque me ecanta la frase de mi ángel, mi todo, mi yo. Es lógio que un compositor con tanta sensibilidad para componer, tuviese un corazón acorde a su sensibilidad.

No hay comentarios: